LA MONEDA DE DIOGENES (ESPAÑOL)´. Chema Cobo


El mundo es alteración, la vída es opinión.
Marco Aurello.



Diógenes fue a la cárcel por falsificar moneda. La leyenda no da más detalles, ésta sólo existe en tanto y en cuanto el tiempo y los hombres la alimentan. Pero en qué eran diferentes las monedas del cínico de aquellas consideradas de curso legal. ¿Qué error cometió Diógenes para ser descubierto?
Conociendo su estilo podríamos considerar que su error fue intencionado y asimismo suponer que sus motivos, a diferencia de otros falsificadores, iban más allá del mero enriquecimiento personal. Entonces, ¿qué era lo que el llamado filósofo quería evidenciar con su error?
Parece ser que en todas las monedas salidas de sus manos se vislumbraba, en una de sus caras, entre reflejos, la apariencia de la máscara de la muerte, máscara doble ésta, pues si bien es aceptada por todos como idea, como ley natural, y por tanto inexorable, también es rechazada como transgresora del orden previsto de los hechos; así, como idea es algo ordinario y como hecho no deja de ser algo extraordinario, al igual que la moneda manipulada con respecto a la moneda legal.
La moneda de Diógenes, desenmascarándose, se muestra como puro artificio e inyecta una dosis de azar en el sistema de valores abstractos sobre los que se levanta el espejismo de nuestra conceptualización de la realidad, ya sea en nombre del Arte, de la Historia, o de la Ciencia, universales todos concebidos como progresión, en función a una meta prevista: el destino. La celeridad unidireccional hace de la historia un simple inventario de funerales, de celebraciones. A más celebraciones mejor olvido. La historia como todo capital "es" porque "crece", su fórmula: "más es mejor". Hay que consumir más para producir más, hacer historia muy deprisa para
consumirla, quedando reducido el presente al shoppíng center donde el pasado es
engullido como fast tood y se compran ternos prét-á-porter para diseñar un futuro confortable. Si el hombre tiene de hacer historia en nombre de la libertad, etc., se le niega la posibilidad
de elegir qué historia quiere hacer.
Diógenes crea el cortocircuito entre el paisaje de la moneda legal, el predestinado, y la moneda legal, activando un carnaval de el paisaje reflexivo y paradójico de su calderilia, al agitar el presente, al desvelar las mentiras de la verdad y al recuperar la memoria de lo diferente, de lo Otro. Todo ello como terapia de resistencia contra la amnesia.

La doble cara de la moneda artificial y sin valor estable, es a la vez ojo y espejo; teatro doble sin fronteras definidas donde ya no es posible la mirada frontal, totalizadora y proclive a simplificaciones instrumentales, sino la múltiple, autónoma, compleja y crítica: la mirada del ojo dialógico, fragmentado y ocasional, consciente de que sólo secomunica, si algo es comunicable, aquello que se desconoce.
Diógenes -el experto en máscaras, vagabundo de un presente continuo, hábil jugador indiferente a ganar o a perder, camaleón de la ocasión- lanza su moneda al aire cuando nadie lo espera. El juego no tiene reglas, cada nuevo movimiento inventa sus regias y éstas sólo son válidas para el movimiento concreto para el que fueron creadas.
La moneda falsa subvierte el opaco valor de la moneda legal, activando un carnaval de permutaciones e inversiones que liberan al hombre de la simetría origen-destino. Con las manos en los bolsillos y una moneda en cada una de ellas, aun no siendo éstas iguales, se acaricia la ocasión de que si bien una puede comprar la verdad, la otra puede pagarla duda.
Si Diógenes acuñase hoy otra moneda sería para hablar aquí y ahora desde la diferencia y por la incertidumbre; y si la lanzase al aire, sería como un hermoso fuego de artificio que obviamente, por inesperado, provocaría un gran incendio.

CH. C.